Ni se te ocurra pegarle a 'Toby' · ELPAÍS.com
Se conocieron en carreras de motos, garajes de barrio y convenciones de tatuaje. Son tipos duros, curtidos en los barrios. Un buen día decidieron poner sus músculos y sus pintas al servicio de una buena causa: el rescate de animales maltratados. Abuelitas y ancianas cuentan desde entonces con un rudo aliado en su lucha por la defensa de gatitos y perros. Pero estos ángeles tatuados tampoco hacen ascos al rescate, si es necesario, de boas constrictor.
Se hacen llamar Rescue Ink y no se andan con tonterías. Han entrado en una casa donde había 120 gatos para ayudar a la dueña y reubicar a los animales; han destapado los horribles crímenes de Sharon McDonough -la Cruela de Ville de Long Island, que torturaba animales y obligaba a sus hijos a ayudarla- en cuyo jardín había enterrados 20 perros; y han enseñado a más de un niñato a educar a su perro. Salto a la fama
Desde que una noche de 2007 un vecino del remoto barrio de Queens, Ozone Park, les llevara a Maximus, un perro malherido que había sido quemado, la popularidad de estos tiernos macarras no ha parado de crecer. "Lo cierto es que un 75% de las casas en donde se maltrata a los animales se acaba abusando de niños o mujeres", dice Joe, uno de sus fundadores. Un reportaje en The New York Times les lanzó a la fama, luego llegó una invitación de un programa de televisión y poco después el canal National Geographic llamaba a su puerta. Este otoño están rodando la segunda temporada de la serie, que hoy se estrena en España (22.15, dial 61 de Digital +). El programa ha alcanzado un notable éxito y se ha alzado con el galardón People's Choice al mejor programa sobre animales. Entre los nueve miembros de este peculiar Equipo A se encuentra Ángel, un puertorriqueño que trabajó como detective para la policía; Big Ant, que creció en las calles de Nápoles; Johnny O., ex guardaespaldas y G, un afroamericano cuya ternura desarma a la más feroz de las bestias. Mary es la única mujer, con amplia experiencia en protección de animales. El grupo se ha convertido en un trabajo casi a tiempo completo para sus miembros. "Es peligroso. Salimos a las calles y no sabemos qué nos vamos a encontrar", explica Joe. Dos cámaras y un equipo de producción acompañan una fría mañana de noviembre a Rescue Ink. El fiscal del distrito les ha pedido que se hagan cargo de una perra preñada a la que maltrata el hijo de su dueña, una mujer de 74 años. La furgoneta les lleva hasta un suburbio olvidado de Long Island. Llaman a las puertas hasta que asoma una cara amargada. En total hay tres perros en la casa. Los seis hombretones hablan con la dueña y tranquilizan a la perra antes de llevársela. La tendrán en acogida y le buscarán un nuevo hogar a través de la red de protección de animales. Las apariencias engañan y son un excelente material para realitys shows. En este universo extraño de la telerrealidad made in USA en el que una pareja se cuela en la Casa Blanca o un matrimonio finge que su hijo salió volando, estos ángeles tatuados tienen sabor auténtico.
Desde que una noche de 2007 un vecino del remoto barrio de Queens, Ozone Park, les llevara a Maximus, un perro malherido que había sido quemado, la popularidad de estos tiernos macarras no ha parado de crecer. "Lo cierto es que un 75% de las casas en donde se maltrata a los animales se acaba abusando de niños o mujeres", dice Joe, uno de sus fundadores. Un reportaje en The New York Times les lanzó a la fama, luego llegó una invitación de un programa de televisión y poco después el canal National Geographic llamaba a su puerta. Este otoño están rodando la segunda temporada de la serie, que hoy se estrena en España (22.15, dial 61 de Digital +). El programa ha alcanzado un notable éxito y se ha alzado con el galardón People's Choice al mejor programa sobre animales. Entre los nueve miembros de este peculiar Equipo A se encuentra Ángel, un puertorriqueño que trabajó como detective para la policía; Big Ant, que creció en las calles de Nápoles; Johnny O., ex guardaespaldas y G, un afroamericano cuya ternura desarma a la más feroz de las bestias. Mary es la única mujer, con amplia experiencia en protección de animales. El grupo se ha convertido en un trabajo casi a tiempo completo para sus miembros. "Es peligroso. Salimos a las calles y no sabemos qué nos vamos a encontrar", explica Joe. Dos cámaras y un equipo de producción acompañan una fría mañana de noviembre a Rescue Ink. El fiscal del distrito les ha pedido que se hagan cargo de una perra preñada a la que maltrata el hijo de su dueña, una mujer de 74 años. La furgoneta les lleva hasta un suburbio olvidado de Long Island. Llaman a las puertas hasta que asoma una cara amargada. En total hay tres perros en la casa. Los seis hombretones hablan con la dueña y tranquilizan a la perra antes de llevársela. La tendrán en acogida y le buscarán un nuevo hogar a través de la red de protección de animales. Las apariencias engañan y son un excelente material para realitys shows. En este universo extraño de la telerrealidad made in USA en el que una pareja se cuela en la Casa Blanca o un matrimonio finge que su hijo salió volando, estos ángeles tatuados tienen sabor auténtico.
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