Abrazos para compensar a Leo por un pasado doloroso y un presente difícil.
Leo fue un cachorro abandonado. Con apenas un mes de vida, se moría. Pasó semanas ingresado, rodeado de máquinas, agujas, sondas, vías… Pero Leo no tenía ninguna intención de morirse, seguramente porque pese a vías y agujas, él prefirió quedarse con las sensaciones de las caricias y los sonidos de las palabras dulces de veterinarias, auxiliares y voluntarios.
El cachorro enfermo y frágil se convirtió en un sano y precioso perro de brillante pelo negro y preciosos ojos castaños. Simpático y divertido, no le costó encontrar adoptante. Pero el tiempo para la felicidad no duró mucho y Leo se ha quedado sin sofá, sin hogar y sin familia. De la jaulita de una clínica a la jaula de una residencia. De una cama mullida a un suelo de cemento. Rejas, cemento y soledad.
Por eso te pedimos abrazos para Leo, abrazos infinitos. Y largos paseos, y carreras, y juegos, y parques; y una vida en compañía. Leo es un perro muy joven, se comporta todavía como un cachorro, para él, la vida es un parque de atracciones. Es noble y confiado, le cuesta decidirse entre ponerse a jugar o dedicarse a lamerte; con sus lametones, tenlo en cuenta, tienes asegurada una profunda limpieza de cutis.
Es fácil quererle porque es bueno, porque es bobo, porque no tiene a nadie más que a ti.
Leo nació en el mes de Abril del año 2010.
Está en Sevilla pero se envía a cualquier provincia.
Para adopciones: difusiones.sofia2@gmail.com
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